El uso de inteligencia artificial como una herramienta es algo que ha pasado desapercibido por los últimos años. Desde asistentes virtuales como Siri o Alexa, hasta las traducciones instantáneas y voces sintetizadas, la Inteligencia Artificial se ha abierto paso silenciosamente en muchos aspectos cotidianos. Sin embargo, a lo largo de los años ha habido avances significativos en el desarrollo de esta herramienta y en este 2023 la disponibilidad y facilidad de uso ha causado revuelo entre profesionales de todas las industrias, incluyendo el mundo del entretenimiento y arte.
Muchos consideran que es solo cuestión de tiempo antes de que la inteligencia artificial y esto ha desatado un enorme debate acerca de qué efectos puede tener esta herramienta en distintos sectores laborales.
Históricamente, hemos sido testigos de cómo las nuevas tecnologías pueden cambiar la realidad laboral de mucho y poner en riesgo trabajos que antes requerían mayor intervención humana. Tal y como sucedió durante la Revolución Industrial, en los siglos XVIII y XIX en Norte América y Europa, incluir nuevas tecnologías y encontrar maneras de mecanizar algunos trabajos significa descartar muchos otros.

Sin embargo, a diferencia de la época de la Revolución Industrial, la IA no se presenta directamente como una herramienta que pueda descartar a artistas y, específicamente, a actores y escritores.
La inteligencia artificial ya es parte del mundo del cine y puede ayudar de muchas maneras, siempre y cuando se utilice como una herramienta y no como un empleado. Además, esta puede brindar una nueva dimensión de producción y creatividad basada en patrones previos.
El principal problema de la inteligencia artificial no yace en los trabajos que se pueden perder por eficiencia, sino de un deseo de las grandes compañías de reducir aún más los salarios, sin tomar en cuenta que el producto de aquello que le pides a los programas de AI es una amalgama de creaciones ajenas, no patentadas y compartidas en el internet.
Y la solución parece clara: patentemos aquellas piezas que se comparten.
Pero ¿es esto realmente viable? ¿es posible revisar cada pieza producida por actores y escritores que incluyan cualquier tipo de creación y registrarla como propia? E incluso si eso se pudiera lograr, ¿existen leyes que ayuden a certificar que todos los programas de inteligencia artificial del mundo no estarán utilizando estos documentos o imágenes para crear algo a partir de ellos?